A lo largo de mi vida, he disfrutado mucho del deporte, el cuerpo me ha dado la oportunidad de vivir experiencias emocionantes, desde conocer la adrenalina en una competencia, sintiéndome veloz, ágil y fuerte, hasta algo tan sencillo como correr y percibir el aire en el rostro, contemplar la naturaleza desde alguna montaña, oler la tierra mojada y el pasto recién cortado.
Hace tiempo dejé de ser consciente de que mi cuerpo es el medio para vivir tales experiencias, olvidé darle la importancia necesaria, incluso cuando recibía advertencias de enfermedades. No sé exactamente cuál fue la causa del descuido… tal vez el contexto en el que vivía, la ignorancia sobre la nutrición, la pandemia, la comida confort, la pereza, la falta de disciplina y movimiento, el control de las emociones, por mencionar algunas.
Realmente no me estaba sintiendo bien, mi energía estaba por los suelos, me sentía inflamado, sin ganas de salir y me bajaba la autoestima cada vez que me veía en el espejo. Finalmente entré en una zona de aceptación y confort.
Permanecí así hasta unos meses antes de casarme, cuando recordé a mi madre decirme “aprovecha el tiempo, aventúrate, viaja y descubre”, “da una vuelta por mí”, “cuida tu salud, ponte guapo, plancha tu camisa, bolea tus zapatos y vístete bien”.
En ese momento decido prepararme para una nueva etapa, “ser una mejor versión de mi”, para ello tuve que tomar las riendas sobre mis hábitos, estudiar, rodearme de gente positiva, reconstruirme y aventurarme para lo que venía…
Vivir nuevas experiencias, pero primero que nada sanar, después llegar al altar en mi mejor momento y más adelante descubrir nuevos límites… correr maratones, saltar en paracaídas, esquiar en las montañas, rodar con amigos, acampar y descubrir nuevos paisajes, alcanzar cumbres, bucear, nadar en el hielo, cruzar lagos e incluso aprender a bailar algo nuevo como tango o swing.
Hoy a un año con mi esposa, me siento feliz con los resultados, con ánimo de dar pasos adelante, disfrutando de las aventuras, aprendiendo más sobre la salud, honrando a mi cuerpo y caminando con mi mejor versión hasta que el cuerpo me lo permita.
Eres un gran ejemplo de disciplina, decisión y aprovechamiento sobre lo que puede hacer nuestro cuerpo pero, sobre todo, nuestra mente.
Que increíble manera de honrar tu existencia, salud, vida y a tu bella mamá. ¡Bravo!